Se ha hablado mucho estos días sobre las mejores series y episodios del 2008. La revista Time, por ejemplo, realizó un listado con los mejores capítulos de 2008 y The Costant de Lost se encontraba en la primera posición. Acertado. Desde luego, es un episodio muy emotivo en el que presente y pasado se unen por el amor de dos personas, tal y como se ve en la escena final.
Sin embargo, haciendo balance de lo que he visto últimamente, voy a quedarme con dos escenas de la primera temporada de Mad Men. Se está hablando mucho y muy bien de esta serie de la que he visto únicamente su primera entrega. Tengo que reconocer que me hice con la serie, más que por los premios cosechados, porque trataba del mundo de la publicidad. Quería inspecionar los entresijos de esa agencia de publicidad de la década de los 60 que en el primer episodio lleva la cuenta de Lucky Strike. Sin embargo, aunque de publicidad se habla algo, el fuerte de esta serie es el estupendo retratado de unos personajes heridos, en el fondo solitarios, que viven en una sociedad opulenta que no les trae la felicidad, algo de lo que, en teoría, deberían saber mucho estos creativos de Madison Avenue ya que es, en última instancia, lo que pretende vender la publicidad. Ha habido dos escenas que a mí me han puesto los pelos de punta y que me parecen magníficas y que definen muy bien la melancolía propia de esta serie. Son mis dos escenas de 2008.
La primera pertenece a la escena del capítulo 6 titulado Rivers of Babylon. Como muy bien se explica en esta entrada, es una escena en la que se utiliza la metáfora de la antigua ciudad de Babylon, ciudad del exilio de los judíos y también figura de una sociedad corrupta, para narrar la decadencia de los personajes de la serie. El protagonista, Don Draper, escucha una preciosa canción que canta el dolor del pueblo judío al ser desterrado y al recordar Zion (Israel). Oímos sólo la canción y mientras se agolpan imágenes de los personajes.
"By the rivers of Babylon,
Where we sat down,
And there we wept,
When we remembered Zion”
Where we sat down,
And there we wept,
When we remembered Zion”
El tema del recuerdo es muy importante en esta serie, en concreto, la nostalgia, como vemos también en esta segunda escena. Pertenece al último capítulo de la temporada titulado The Carousel. Don Draper tiene que hacer un anuncio de una rueda-proyector de fotografías de Kodak, un simple artilugio tecnológico con el que parece difícil asociar algún sentimiento. En creatividad publicitaria se habla mucho del concepto de felicidad, que, por ejemplo, Coca Cola ha sabido explotar en todos sus anuncios por ser el estado vital al que aspira todo el mundo. Sin embargo, Don le da la vuelta al concepto de felicidad y habla de nostalgia como concepto publicitario, un término que el mismo define como "dolor por una vieja herida" y que parece sentir más en primera persona que la felicidad. Así que, en esta escena, vemos cómo coloca en la rueda las fotos de su propia familia como ejemplo, "un lugar al que todo el mundo vuelve", dice en su explicación, "porque se siente querido". Una familia que, en la primera temporada, parece ir él perdiendo poco a poco.
Mad Men es una serie lenta, llena de sentimiento en su aparecen frialdad y apariencias. Retrato de una sociedad en la que no importa tanto la verdad si no las apariencias. Aunque las personas sean desdichadas al final, como los personajes que desfilan en la pantalla en sus trece capítulos.
Si no sabes que regalar estos reyes, tal vez esta serie sea la solución. Este sábado a las 22.00 se estrena la segunda temporada en Canal +. La primera la tienes ya en DVD.
1 comentario:
Me he encantado tu crítica, Mari Mar. Brillante.
A mí me parece una serie muy sólida, con profundidad e inteligencia en la escritura y con personajes que esconden, como dices, muchas heridas que no pueden cicatrizar.
Es una serie que me gusta (solo he visto la primera temporada), pero que me resulta un pelín aburrida. Es como si me acabara cargando tanta gomina y me mareara tanto cigarrillo.
Eso sí: el cierre de la primera temporada es tan emocionante que hasta llega a doler. ¡Qué soledad la de Don Draper!
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