Sí, nos venimos quejando desde hace tiempo, pero en los últimos años lo estamos notando de manera más acusada. Los precios de los congresos de las asociaciones internacionales a los que muchos académicos del ámbito de la comunicación asistimos se han puesto estratosféricos si no perteneces a la asociación que lo organiza. Hablamos, por ejemplo, de los 600 euros para asistir este año a la IAMCR en Estocolmo o los 450 del congreso de ECREA en Barcelona este próximo noviembre. A lo que, claro está, hay que sumar alojamiento y desplazamiento (avión, tren...) y dietas. En definitiva, sabes que acudir a un congreso, sobre todo internacional, va a suponer un desembolso elevado de dinero que normalmente las universidades no pueden sufragar en su totalidad con financión interna.
No soy la única que lo piensa (¡menos mal!). Es una pena, pero ya una buena comunciación no te garantiza la asistencia a un congreso. La decisión última es el dinero. Si podrás o no costeártelo. Si tendrás o no financiación. ¡Qué materialistas y capitalistas nos hemos vuelto los académico! ¡Qué paradoja!
¿Y cuál es la solución? Pues obviamente, yo diría que las asociaciones rebajaran el precio de las inscripciones. Y si en vez de una gran festín nos dan una café o agua con galletas, pues bien recibidos están. Un buen ejemplo de esta política lo realiza la asociación NECS, que en sus dos ediciones de congresos, y en aras de darse a conocer, ha dejado que la inscripción a sus conferencias sea gratuida. Aunque no dudarán mucho tiempo así, se han garantizado que sobre todo muchos jóvenes investigadores, se hayan animado a presentar una comunciación.
Otra opción para sobrevivir es la búsqueda de financiación externa, bien vía proyectos de investigación, bien vía ayudas específicas para la asistencia a congresos.
¡Así están las cosas!
2 comentarios:
Estoy absolutamente de acuerdo, de hecho la investigación ya no está reservada para una élite intelectual sino para una élite social (los denominados High-income people). De hecho en mi caso me quedo sin poder asistir al Congreso de IADIS Visual Communication en Amsterdam, por el alto precio que has de pagar si te inscribes en el mismo.
Sí, es una pena, pero nosotros somos los "proletarios" del mundo académico. Yo de las primeras cosas que miro en un congreso es la inscripción. Esperemos que esta tendencia cambie pronto porque, como te digo, es una pena.
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