Es una combinación perfecta. Grandes trilogías como El Señor de los Anillos o La Guerra de las Galaxias han coronado fuertes fenómenos fan gracias a su expansión narrativa hacia otros medios y lenguajes. Aunque algunos de ellos vengan del ámbito literario (el caso del mundo creado por Tolkien), es precisamente el medio audiovisual el que ha reforzado esos fenómenos y ha marcado incluso el imaginario colectivo de su audiencia. Pensemos en Juego de Tronos. En Los Juegos del Hambre. En Harry Potter y tantos otros.
Se dan sinergias interesantes. ¿Cuánta gente se ha acercado a los libros de Juego de Tronos tras ver la serie de TV? ¿Cuánta gente habrá abierto un libro de Tolkien tras ver la Tierra Media por primera vez tras los ojos de Peter Jackson? ¿Cuántos habrán leído el libro de Pablo Iglesias por la Khaleesi y lo que ocurre más allá del muro? ¿O era al revés? Lo que sí sabemos seguro es que a George Martin ya le ha pillado el toro. Su creación ha cogido carrerilla y le ha adelantado por la izquierda. Más bien la HBO. Eso y que el lunes tenemos el tercer capítulo de la quinta. Algunos ya lo tenían antes. Pero esto es otro tema.
Aquí, a este lado del muro y lejos de Winterfell, seguimos hablando de su magia. De la magia de esos mundos que tanto nos hacen disfrutar.
Por cierto, aquí os dejo la presentación expuesta en la mesa Nuevas Audiencias del I Congreso de Sagas Fantásticas y Narrativas Transmedia celebrado en Murcia, el 23 y 24 de abril de 2015.
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